¿Por qué se realiza este mural?
Audioguía sobre el mural de apertura del proyecto
Es importante señalar lo que representa prestar atención, a través de este mural artístico, a las cartas de Goya; ello nos va a permitir descubrir más sobre su figura, en especial las cartas enviadas a su amigo de la infancia Martín Zapater. Se trata de la fuente principal para conocer su personalidad y cómo fue su vida, pues todo artista tiene un perfil personal que, sin duda, condiciona su trayectoria.
Si se presta atención al pintor aragonés, su vida y su obra, se entiende lo que significó para la historia del arte de nuestro país, pues en estos textos queda al descubierto más que la figura de un Goya académico, que también lo fue, un Goya humano, tenaz, sensible, y con carácter, con gran personalidad…, y de dónde provienen sus influencias o motivaciones artísticas. Es fácil de imaginar que, como todo artista que se lanza a la aventura de ir a vivir a la corte, todo ello en la época de la que hablamos y después de nacer en un pequeño pueblo de Aragón y tras haber residido en una ciudad de provincias como Zaragoza, decidirse a vivir a la gran capital de Madrid no está exento de esfuerzo. Descubriremos en algunas cartas las vicisitudes de pagar su casa, el nacimiento de la familia, cabe recordar que el matrimonio con su esposa Josefa Bayeu tuvo 8 hijos: Antonio nació en Zaragoza en 1774 y otros seis lo hicieron en Madrid. Todos ellos (Antonio, Eusebio, Vicente, un prematuro, María del Pilar, Francisco de Paula, Hermenegilda y Francisco Javier) murieron al nacer o siendo muy niños, salvo el último, Javier Goya y Bayeu, nacido el 4 de diciembre de 1784, que fue el heredero del pintor. Qué duda cabe de que todo esto marca a una persona, y en un primer momento no deja de ser un artista todavía en ciernes de hacer carrera, pues Goya, tras una trayectoria en su ciudad, llegó a Madrid en enero de 1775 para trabajar, dirigido por Antón Raphael Mengs, primer pintor de cámara y director artístico de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, en un proyecto de los cartones de tapices destinados a los Sitios Reales. Goya todavía tenía que abrirse camino como el gran artista que será.
También en sus cartas se alcanza a entender su personalidad y por qué en momentos concretos acuña la célebre frase: “La fantasía, aislada de la razón, solo produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de sus deseos”. Frase, por cierto, que puede ver en otro pequeño mural de cerámica que está en la parte trasera junto a la galería del taller Estudio de arte 4, pasando por el arco de San Roque hacia la iglesia, también en su localidad natal Fuendetodos.
Nunca pensaría Goya que su correspondencia personal dirigida a su mejor amigo fuera a cobrar tanto valor, como quizás tampoco nunca imaginó que llegaría a ser la figura artística que es para el mundo. Es por ello que las cartas suponen un retrato real de su personalidad, ya que no están condicionadas por ninguna situación que le hicieran pensar que se publicarían, a diferencia de lo que sucede en un texto en cualquier red social, que en cierto modo tiene cierta semejanza, pues conocemos casi al minuto lo que hace una persona, con una exposición sin rubor de lo que hacemos o decimos a nuestros amigos o al mundo, pues una red social es pública y la puede ver cualquiera. La gran diferencia con estas cartas de Goya es que un mensaje en redes sociales lo hace uno mismo.
Siempre me he preguntado si a Goya le hubiera gustado que se hubiera expuesto a la luz pública sus cartas personales, pero tras horas dedicadas y después de analizar la benignidad de sus textos y sus formas de expresión, afables, cariñosas, respetuosas y llenas de fuerza, me hace pensar, por las horas dedicadas a leerle y analizar lo dicho, que es muy probable que sí, pero esto nunca lo sabremos.
Lo cierto que Goya pasó hace muchas décadas a ser un personaje de la historia y eso le priva del anonimato de cualquier ciudadano mortal, pues nadie se dedica a estudiar en profundidad la figura de un/a común. Bueno, salvo que caiga en manos de un romance sonado; entonces, algunos medios televisivos les hagan esclavos de las cámaras. ¿Se imaginan hoy la repercusión que tendría las horas de relación que tuvieron Goya y la duquesa de Alba en sus posados para pintarla? Hubiera sido foco principal de los programas más morbosos de la televisión y prensa rosa.
En definitiva, su epistolario se trata de un relato casi exacto de su vida desde aproximadamente su juventud de veintitantos años, hasta la madurez en los 55 años, y ello nos ayuda a saber cómo el genio llegó a ser la figura que hoy todos admiramos, ya no solo por su pintura, sino por su vida.
Javier Ábrego.