Audioguía sobre Martín Zapater
El mural que usted está viendo trata de mostrar la vida del Goya más personal, no tanto el artista, aunque siempre subyace a través de sus grafismos la esencia del gran maestro que Goya fue.
Francisco de Goya, nacido en Fuendetodos en 1746, fue a Zaragoza con sus padres, ingresó en el Colegio de los Padres Escolapios, que no estaba lejos de la calle de la Mantería, donde los Goya habitaban. Allí aprendió los conocimientos básicos, y muy habitual en la época (en los que escribían), con una escritura no exenta de faltas de ortografía.
Goya conoció en los Padres Escolapios a un muchacho de su edad, y también aragonés, su nombre, Martín Zapater, de familia modesta, pero de cierta alcurnia y educación que le permitió, en 1789, recibir del rey el título de Nobleza del Reino de Aragón. Era muchacho serio y laborioso, que más adelante sería miembro y tesorero de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, situación desde la que contribuiría a la fundación del Teatro Municipal de Zaragoza (que Goya representaría ardiendo en el incendio que lo destruyó tiempo después) y del Jardín Botánico, regado por el río Huerva, que alcanzó nuestro siglo. Ambos tenían una común afición: la caza, tema de que tratan muchas de las cartas de Goya. Se trata de una amplia correspondencia, que nos ha permitido conocer más sobre el Goya persona.
El primer retrato que hizo Goya en 1790, de media figura, sentado a una mesa sobre la que hay una carta.
Este retrato de 1790 se caracteriza por su sencillez y economía de recursos. Zapater aparece de medio cuerpo sobre un fondo neutro negro, sentado en una silla mostrando unos papeles sobre la mesa, haciendo referencia a su correspondencia, donde está escrito: «Mi amigo Martín Zapater. Con / el / mayor / trabajo / te ha hecho / el / Retrato, / Goya, / 1790.»
Goya comenzó a trabajar en este retrato durante su estancia en Zaragoza en octubre de 1790 y lo terminó en diciembre del mismo año. El cuadro perteneció a Zapater y a su muerte lo heredó su sobrino nieto Francisco Zapater y Gómez (Zapater nunca se casó). A principios del siglo XX pertenecía a las colecciones de Durant- Ruel en París, antes de pasar a la colección de Peter Brown Arrella Widener de Filadelfia y posteriormente al Museo Thyssen-Bornemisza de Lugano. Permaneció en depósito en la galería Cramer de La Haya, después en una colección privada en Londres y, finalmente, se incorporó a la colección del Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico, donde se encuentra actualmente.
El retrato de busto de 1797 es de una mejor ejecución hasta el punto de que, por su viveza y su maestría, puede considerarse uno de los mejores y más sinceros. Es impresionante la mirada, perspicaz y bondadosa, del gran amigo de Goya, que sostuvo con él una correspondencia larga y animada, que muestra su amistad sincera y su buen humor.
El contenido de este proyecto lo hace pivotando a través de las cartas que Goya escribe a su amigo Martín Zapater, fruto de ello existe una amplia correspondencia de la cual solo se conservan las de las cartas que escribía Goya a Martín Zapater, no a la inversa. Sin duda, reunir las cartas de Martín Zapater nos hubiera dado mucha más información del entorno de la vida de Goya y de lo que acontecía relevante en aquella época en Zaragoza, pues estos documentos hubieran sido reveladores de muchas otras cosas del entorno personal de Goya.
Pero…. ¿quién fue Marín Zapater?
Martín Zapater (1747-1800) era un rico comerciante aragonés, mecenas de las artes y de los movimientos relacionados con la Ilustración. Amigo íntimo de Goya, se conocían desde la infancia y ambos habían asistido a la escuela de la Pía Orden de San Antonio de Zaragoza (Escuelas Pías de San Antón). Durante muchos años intercambiaron una abundante correspondencia que es la que toma como base este proyecto. Goya le retrató en dos ocasiones, en 1790 y la segunda en 1797.1
Pues bien, la figura de Martín Zapater a representado la fuente más importante para conocer la vida del Francisco de Goya.